Son aproximadamente 96 las vacunas contra el Covid-19 que están actualmente siendo aplicadas a la población, en fase de aprobación, desarrollo clínico o investigación. Los resultados y consecuencias de estas vacunas han sido ampliamente comentados en medios de comunicación y publicaciones médicas, muchas veces de manera poco clara. A pesar de que la atención se ha enfocado en la eficacia de estas vacunas y comparándolas con la reducción de los caso sintomáticos, entender por completo la eficacia y efectividad de las vacunas es más complejo de lo que parece, dependiendo de cómo se exprese el tamaño del efecto, podemos ver una imagen diferente a lo anunciado.
La eficacia de las vacunas se reporta generalmente como una Reducción Relativa del Riesgo (RRR). Estas contemplan el Riesgo Relativo (RR), o sea, la proporción de las cifras de ataque del virus con y sin la vacuna, lo que se expresa como 1-RR. Ordenado las vacunas activas por su eficacia reportada, estas entregan una Reducción de Riesgo del 95% para Pfizer BioNTech, 94% para Moderna NIH, 90% para Gamaleya, 67% para J&J y AstraZeneca Oxford.
Sin embargo, el RRR debe ser visto contra un trasfondo de riesgo de infectarse y enfermarse con Covid-19, lo que varía entre distintas poblaciones a lo largo del tiempo.
A pesar de que el RRR considera sólo participantes que se puede beneficiar con la vacuna, la Reducción de Riesgo Absoluta (ARR), que es la diferencia entre las tasas de ataque del virus con y sin la vacuna, considera a la población completa. La ARR suele ser ignorada ya que entrega un efecto mucho menos impresionante que la RRR, lo que en las mismas vacunas anteriormente mencionadas, vendría siendo un 3% para AstraZeneca Oxford, 2% para Moderna NIH, 2% para J&J, 0,93% para Gamaleya y 0,84% para Pfizer BioNTech.
Mucho se puede aprender de la forma en la que los estudios son llevados a cabo y sus resultados presentados, con el uso únicamente de los RRR y omitiendo los ARR, se está generando un reporte parcial, lo que afecta la interpretación de la eficacia de una vacuna.
Desafortunadamente, comparar vacunas desde la base los datos disponibles sobre las pruebas, hechas de manera interna, se hace mucho más difícil debido a los protocolos dispares de cada estudio, incluyendo puntos primarios como qué se considera como un caso activo de Covid-19 y cuando se realiza esta evaluación, qué tipos de placebo se utilizaron y diferentes definiciones de población para los análisis durante los estudios.
Más importante aún, quedamos sin respuesta sobre si una vacuna, con una eficacia establecida en el estudio de una población, tendrá la misma eficacia en otra población con diferentes niveles de riesgos base frente al Covid-19. Esto no es un punto trivial, ya que la intensidad de la transmisión varía de un país a otro, afectados por factores como las intervenciones de la salud pública y las variantes del virus.
Fuente: Cromtek