Pese a ser el mismo, que el virus al que se enfrenta el mundo hoy no es igual en su capacidad de infectar no caben dudas.
Los expertos coinciden en asegurar que se propaga con mucha más facilidad, probablemente más del doble, que la versión que surgió en Wuhan a fines de 2019.
Es que los virus cambian constantemente, a través de mutaciones. Está en su naturaleza. Mutan para no morir.
Entonces, ¿está el planeta condenado a una pandemia interminable protagonizada por infinidad de variantes nuevas cada vez más difíciles de contener? ¿Hay un límite a partir del cual el SARS-CoV-2 emprenderá su retirada?
En la práctica, lo cierto es que a finales de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) cambió el sistema para identificar a las variantes, con el fin de no estigmatizar con el nombre geográfico al país donde tienen origen o, mejor dicho, donde primero se las identifica. Así, cada variante recibió por nombre una letra del alfabeto griego.
La variante notificada por primera vez en Kent, Inglaterra, pasó a llamarse Alfa. En tanto, la variante originaria de Sudáfrica ahora se denomina Beta. La brasileña -conocida como de Manaos- es Gamma y la variante notificada por primera vez en la India es Delta.
Pero, ¿hasta dónde podría llegar a reproducirse? ¿Alcanzarán las 24 letras del alfabeto griego?
Como se sabe, la forma de medir y comparar el poder de propagación biológico puro de los virus es observar su R0. Es el número promedio de personas a las que cada persona infectada transmite un virus si nadie fuera inmune y nadie tomara precauciones adicionales para evitar infectarse.
Ese número era de alrededor de 2,5 cuando comenzó la pandemia en Wuhan y podría llegar a 8,0 para la variante Delta, según los modeladores de enfermedades de Imperial.
“Decir hasta dónde puede llegar es un enigma, depende de la biología, de la dinámica de multiplicación del virus, de la acción de las vacunas y del aparato inmunológico de quienes ya tuvieron la enfermedad o fueron inmunizados por alguna de las formulaciones aprobadas, y cuánto puedan bloquear a cada nueva variante”. Ante la consulta de Infobae, el médico infectólogo Lautaro De Vedia (MN 70640) consideró que “lo que sí es claro es que mientras el virus se esté multiplicando y haya 25 o 30 mil casos por día hay más chances de que estas variantes circulen”.
Para el experto del Hospital Muñiz y ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (Sadi), “es imprescindible reducir la circulación del virus, ya que en la medida que se pueda controlar la diseminación del virus va a controlarse la posibilidad de que aparezcan y se diseminen nuevas variantes”.
En opinión del médico infectólogo Roberto Debbag (MN 60253), “el desafío central hoy en día es que el virus sigue mutando y circulando y el potencial riesgo es que se transforme en otro virus”. “Esa es una carrera que está teniendo el virus en sí mismo, modificándose y generando variantes de mutación cuya meta final es transformarse en otro virus, que ojalá no ocurra, pero lo cierto es que el SARS-CoV-2 va adquiriendo velocidad en la generación de nuevas variables”.
“El riesgo de que sigan apareciendo variantes es que se pongan en jaque los sistemas de vacunación, que es lo que está sucediendo en el Reino Unido, donde la variante de la India (Delta) si bien afecta mayoritariamente a las personas que no están vacunadas, hay un porcentaje importante de personas que tienen una sola dosis, y también hay con dos dosis”, agregó Debbag, quien consideró que “a un porcentaje de pacientes que ingresan en terapia intensiva debiera hacérsele sistemáticamente el estudio genómico para saber cuál es la variante que predomina”.
El doctor Aris Katzourakis estudia la evolución viral en la Universidad de Oxford y consideró que “este virus ha sorprendido mucho”. “Va más allá de lo que temíamos -analizó-. El hecho de que haya sucedido dos veces en 18 meses, dos linajes (Alfa y luego Delta) cada uno 50% más transmisible es una cantidad fenomenal de cambio”.
Y tras asegurar que “otros virus tienen R0 mucho más altos y el poseedor del récord, el sarampión, puede causar brotes explosivos con un R0 que puede llegar a 30”, el experto sostuvo “es tonto intentar poner un número a qué tan alto podría llegar el SARS-CoV-2, pero pueden verse fácilmente más saltos en la transmisión durante los próximos dos años”.
Hay muchos trucos que el virus podría emplear para mejorar su propagación, sostienen los especialistas, y enumeraron:
1- mejorar la forma en que abre la puerta a las células de nuestro cuerpo
2- sobreviviendo más tiempo en el aire
3- aumentar la carga viral para que los pacientes respiren o tosen más virus
4- cambiar cuando en el curso de una infección se contagia a otra persona
Y coinciden en que “aún es difícil predecir cuál resultará ser la estrategia óptima para el coronavirus”. Los diferentes virus utilizan diferentes técnicas para seguir infectando. El sarampión es explosivo, pero deja una inmunidad de por vida, por lo que siempre tiene que encontrar a alguien nuevo. La influenza tiene un R0 mucho más bajo, apenas por encima de 1, pero muta constantemente a inmunidad secundaria.
“Estamos en una fase realmente interesante, intermedia y algo impredecible, es difícil predecir cómo se desarrollará dentro de un año”, concluyó la profesora Wendy Barclay, viróloga del Imperial College de Londres.
Fuente: Infobae