Desde hace más de 100 años, existe una técnica que revolucionó al mundo, no solo en ese tiempo aisladamente, sino, con el paso de los años ha evolucionado cada vez más sus aplicaciones. La técnica es la cromatografía, que se encuentra dentro de los principales métodos empleados dentro de un laboratorio.
La variedad de técnicas en la cromatografía es amplia, sin embargo, la HPLC (Cromatografía Líquida de Alto Desempeño) encabeza las principales actualmente utilizadas. Es un proceso químico para separar los componentes de una muestra. Se basa en dos fases en las cuales se interactúa con distintos disolventes para determinar la separación de los contenidos dentro de la muestra.
La instrumentación de HPLC consiste en un reservorio que contiene la primera fase, una bomba para impulsar el sistema de elución, un inyector para introducir la muestra dentro del sistema, un detector y registrador de la actividad química para detectar el paso de los componentes de una muestra en el orden en el que se eluyen, un colector de fracciones para recibir por separado los componentes que ya fueron diluidos en caso de necesitar un análisis posterior de alguno de ellos, y finalmente, una computadora para almacenar e interpretar la información.
Mediante el HPLC es posible analizar compuestos orgánicos para la sección agrícola o ganadera, como los pesticidas (organofosforados, carbamatos, benzimidazoles, triazinas), fenoles, isocianatos, PACs (Compuestos aromáticos policíclicos) que resultan tóxicos en cantidades mínimas para un ser humano.
En el medio acuático también es útil, por sus propiedades de detección de fármacos en suelos y aguas residuales.
Los múltiples usos de la HPLC, confirman su alta conveniencia para su laboratorio, garantiza eficacia y productividad en cada uno de sus proyectos.
Fuente: Cromtek