Un equipo de investigadores del Centro Nacional de Biotecnología de Madrid, liderados por Luis Enjuanes -químico y virólogo español, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), conocido por dirigir el laboratorio de coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología- trabaja en una vacuna esterilizante contra el coronavirus que impida a las personas contagiar y que se contagien.
Para lograrlo, trabajan con una aplicación nasal. “Si la pinchás intramuscularmente, ya sea en el brazo, en el muslo o en una nalga, aporta una inmunidad sistémica, interna, que tiene una duración de 20, 40, 60 años y que es muy buena con una sola dosis. Sin embargo, no es la que necesitamos ahora. Ahora necesitamos una inmunidad que proteja las mucosas”, explicó Enjuanes.
El problema de las vacunas intranasales es que su aprobación resulta mucho más complicada. Las entidades regulatorias las someten a fuertes medidas de seguridad, ya que temen que algún componente del medicamento cruce la barrera hematoencefálica, que protege al cerebro de sustancias dañinas, y provoque efectos secundarios indeseados.
El profesional asegura que esta posibilidad es mínima y que existen otros medicamentos que se aplican por la nariz sin este resultado. Pero al no ser “el método preferido por las autoridades sanitarias”, trabajan en dos versiones de la vacuna con ambos tipos de aplicación cada una: intranasal y muscular. “Yo estoy convencido de que si pudieran administrar la misma vacuna de Pfizer o de Moderna intranasalmente no harían falta dos dosis. Y a las personas que la recibieran no les entraría el virus. Y si entrara no lo replicarían ni lo volverían a transmitir a otras personas”, afirma. Enjuanes y su equipo aspiran a probar sus vacunas en personas a principios de 2023.
Fuente: El Pais