Se calcula que cada año mueren 700.000 personas víctimas de microorganismos resistentes a los antibióticos. Según predijo la Organización Mundial de la Salud (OMS), si nada cambia, de aquí a 2050 la cifra alcanzará los 10 millones de muertes anuales. La Organización también advirtió que de los 43 antibióticos en desarrollo, ninguno es un fármaco novedoso que ataque adecuadamente a un grupo prioritario de bacterias resistentes.
Una alternativa a la búsqueda de nuevos fármacos es utilizar unos virus con forma de nave espacial llamados bacteriófagos (o fagos) que se alimentan de bacterias. Cuando los fagos entran en contacto con las bacterias, les inyectan ADN y se replican dentro de ellas. Pronto, las acumulaciones de virus estallan para infectar a más bacterias.
La empresa francesa de biotecnología, Pherecydes Pharma, se centra en la producción de estos fagos y en su administración a enfermos infectados con bacterias resistentes a los fármacos. Sus fagos acaban con tres especies de bacterias conocidas por su resistencia a los antibióticos de primera línea: el Staphylococcus aureus, la Escherichia coli y la Pseudomonas aeruginosa. “Las tres son responsables de muchas infecciones resistentes a los medicamentos contraídas en los hospitales, donde residen los microbios más peligrosos”, observó Guy-Charles Fanneau de la Horie, consejero delegado del laboratorio.
Inyectar los fagos a los pacientes debería ser perfectamente seguro, porque no atacan a las células humanas. Y, a diferencia de muchos antibióticos, que afectan a múltiples especies de bacterias, los fagos son más precisos y no matan a los microbios “buenos” del intestino. “Son muy específicos -señaló De la Horie-. Por ejemplo, un fago que acaba con el S. aureus no tendrá efecto sobre la Pseudomonas”.
Al ser un arma de mayor precisión, hay que elegir con cuidado el fago correcto para matar a la bacteria correspondiente. Por ello, Pherecydes creó laboratorios para evaluar muestras de enfermos, analizar las bacterias que causan problemas y elegir un fago específico para matarlas. “Hemos descubierto un pequeño número de fagos que llamamos ‘superfagos’ porque son activos contra toda una serie de cepas dentro de la misma especie”, explicó el especialista, quien precisó que si un enfermo tiene Pseudomonas aeruginosa, un peligroso microbio que a menudo ataca a pacientes conectados a un respirador, se le administran fagos que matan a más del 80% de las cepas.
Si bien la terapia con fagos todavía no fue autorizada por la Agencia Europea de Medicamentos, Pherecydes ya trató enfermos infectados con bacterias resistentes a los medicamentos después de una operación de rodilla o de cadera, mediante el llamado “uso compasivo”, cuando otras opciones de tratamiento fallaron.
La empresa también desarrolló sofisticados procesos de producción de fagos con el apoyo de un proyecto llamado PhagoProd. Se están fabricando a litros, pero el plan es aumentar a decenas de litros. Un solo mililitro en un vial puede contener 10.000 millones de fagos. Cuando los fagos se inyectan a un paciente o se aplican a un tejido infectado, se multiplican en el interior de las bacterias a las que van dirigidos, de manera que aumenta la cantidad de virus a punto para acabar con ellas.
El consejero delegado de Pherecydes espera que en 2023 pueda empezarse un ensayo a gran escala con pacientes. “Pensamos que nuestros productos podrían estar en el mercado como muy pronto en 2024, o quizá en 2025”, declaró.
Fuente: Infobae